
Teatro
CON PRÓLOGO Y SIN EPÍLOGO
Es sorprendente las diversas alternativas de historias que nos brindan las obras de teatro en la actualidad, en tiempos cuando los medios audiovisuales se imponen en captar toda la atención del público, los tradicionales y en algunos casos viejos escenarios mantienen la batalla firme de culturizar a los espectadores que aún no se han olvidado de que este arte todavía existe.
Las ofertas escénicas se han masificado, pero el descenso notorio de espectadores ha puesto en vitrina el déficit de costumbre que tenemos para asistir a las salas de teatro, y esto quizá se deba a la idea errada de que el teatro es un arte exclusivo y elitista, una percepción equivocada que se ha mantenido vigente a lo largo de los años.
En base a esa dificultad muchos directores de arte como Sofía Palomino del Castillo, docente en la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático, ha optado por llevar las obras de teatro a lugares más accesible como los conos. Este es el caso de “Con prólogo y sin epílogo” una historia escrita por Juan Rivera Saavedra, profesor, dramaturgo e investigador teatral con gran trayectoria en el rubro de la literatura y el arte.
Según Rivera, la obra nació de un interés por saber quién fue el primer sobón, rastrero y chupamedias que existió en la historia del mundo, duda que le surgió por una serie de hechos que observó cuando trabajaba como asesor de gerencia, y que lo motivó a investigar, descubriendo en el camino que todo comenzó en la época de los incas y se desarrolló en la época de los españoles, llegando a la conclusión de que estos personajes existen debido a su ignorancia y a su falta de preparación.
Rivera ha escrito 217 obras y más de 620 cuentos a lo largo de sus 72 años de carrera. Todas sus creaciones denuncian de forma directa o indirecta situaciones que aquejan a nuestra sociedad. En este caso la obra teatral “Con prólogo” que significa con inicio y “Sin epílogo” sin final, denuncia el sometimiento de los obreros y el abuso de los empleadores, puesta en escena dura aproximadamente 50 min, y gira entorno a cuatro conceptos: El inconformismo, la competencia, el abuso de poder y las relaciones laborales.
Los personajes que aparecen en la obra representan a los diferentes tipos de trabajadores que existen en nuestra sociedad, y que fueron inspirados, según el dramaturgo, en sus antiguos compañeros de trabajo que hablaban mal de la fábrica en la cual laboraban, pero que sin embargo cuando estaban frente a los jefes se desvivían en halagos.
La obra se basa en el humor absurdo y trata básicamente sobre la deshumanización del hombre a causa del trabajo. “Mi personaje Naranjo, es una chica sensual, un poco tonta, arribista, que quiere el dinero del gerente y está dispuesta a hacer hasta lo imposible para obtenerlo, totalmente distinta al personaje de Leonor que es la típica persona sabelotodo, que hace las cosas correctas, que ama en silencio al gerente, un hombre casado, pero que solo vive de la ilusión porque sabe que es un amor imposible”. Aseveró Daysi Lujan, la actriz que interpreta a la antagonista de Leonor.
Sin duda esta obra es una alternativa interesante para reflexionar sobre cómo esta nuestra conducta laboral frente a nuestros valores y nuestras ambiciones. Un espectáculo dirigido a mayores de 14 años que regresa a los escenarios, luego de su exitosa primera temporada en la Universidad de Ciencias y Humanidades (UCH). La obra lanza su segunda temporada el viernes 21 y sábado 22 de abril a las 7 p. m. en el 2. Do sótano del pabellón C de la UCH.
Una obra que pone en vitrina algunos males de nuestra sociedad



Jessenia Bautista.